Ay.
Marico, mierda. Mierda, mierda, mierda, mierda.
Ya fue.
Llora Humberto, llora que nadie te está viendo. Permítete llorar.
Verga, mano. Coño e’ la madre. Yo sabía esta mierda, yo sabía. Por pendejo. Por intenso. Por insoportable.
Respira hondo, huevón, que te va a dar una vaina.
¿Respira? ¿Se respira cuando uno está así? ¿Te puede dar una vaina así? Coño de la madre.
Todas las temporadas de las series que no voy a saber cómo terminan. Las trilogías y secuelas que no voy a ver. Los discos nuevos. Ya no más. Se acabó. Te quedaste con la música que encontraste hasta aquí y listo. Que mierda.
¿Cómo pasó esto? Dios mío. Pero si yo soy un chamo, mano. 40 años es nada.
Bueno, tranquilo. Tranquilo.
Ya fue. Lo bueno y lo malo ya se hizo. Ya está. Es el curso natural de las cosas y no se pueden cambiar. La vida es un ratico. Listo.
¿Y ahora?
Toca esperar. Ya se darán cuenta cuando no llegue a la reunión del viernes. Marico, ¿Hasta el viernes? ¡Que bajón! Me van a caer gusanos. Coño e’ la madre. Raúl seguro empieza: “¿Dónde está Humberto?” Se verán las caras nulas y así. Cristela probablemente llame a mi celular.
Eso. Así sí me encuentran.
Como no contesto le va a tocar dejar un mensaje en la contestadora. ¿Cuántos mensajes antes de que se preocupen? ¿Cuántos días antes de que llamen a alguien para que venga a ver? ¿Pero a quién?
Ya ha pasado una semana y nadie se ha dado cuenta. No hubo ruidos… no hubo curiosos, no hubo preguntas nadie lloró. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios.
¿Hay Dios?
Te gradúas, trabajas, te explotan, reúnes, te mudas, te aíslas, te lo gozas o te resignas hasta que te mueres solo como un pendejo en tu baño con tu perro. Es el ciclo de la vida y está bien. Era lo que querías y lo lograste. Tú y tu perro. Nadie más. ¿Y ahora?
Pincho, ladra mano, ladra. Chilla, arma un peo. Haz algo que haga que los vecinos vengan a tumbar la puerta. Vuélvelos locos. Hazlo por mi, pero sobretodo por ti. La perrarina se te va a acabar en una semana y el agua va palo abajo. Te tienen que encontrar porque de lo contrario te vas a morir de hambre y de sed. Y yo no quiero que te mueras así, pana, tú no.
¡Que alguien venga a rescatar a mi perro, maldita sea!
Piensa Humberto, piensa. Tu gente está en Venezuela y nadie tiene su número. Ellos no tienen los números de nadie acá. El único que dejé fue el de Gleny y como se arrechó después de lo del viaje… Demasiado tiempo sin escribirle o saber de ella. Bien hecho, por pajúo. Porque bastante que lo intentó. Te llamaba cada dos semanas, sólo para hablar. Pero tú, ni bolas. Ya debe haber cambiado de número. Fuck. Que huevón. Era depinga la Gleny.
Que cliché de mierda. Me van a encontrar por el olor. Tanto que tu burlaste en vida de la vaina y mira, te pasó. Al menos Pincho ya no llora. El olor a podrido hace que ya no te reconozca. Ahora eres solo su comida con gusanos y moscas. ¿Cuánto le vas a durar?
Yo no puedo creer esta mierda. Un mes pudriéndote y nadie dijo nada. 30 millones de zombies es lo que hay en esta ciudad. La gente del trabajo dejó de llamar a la semana. Supongo que entonces me encontrarán mis followers. Eso. Alguno se dará cuenta de que no posteo desde hace 3 meses y empezarán a hablarse entre ellos. Se van a preocupar y alguien vendrá a buscarme. Eso. Uno de esos 40 tiene que notar que no estoy, que algo pasa.
Menos mal que dejaste el celular enchufado. Así puedes ver quién te escribe.
Pero nadie escribe. Lo único que sí llega religiosamente son los mensajes de noticias de la telefónica. Todos mis pagos están domiciliados, mierda. Ni mis cuentas por pagar me necesitan.
Es mentira que todos los perros van al cielo.
Pero bueno, este no es el cielo. Esta mierda tiene que ser mi infierno o mi purgatorio porque ver morir a mi perro de mengua es lo más horrible que me pasó en vida y en muerte. Lo que haya hecho, ya con esto lo pagué.
El tango decía que 20 años no es nada. Y no. En mi caso 20 años fueron 20 años. Sólo yo y mi cadáver. Y el de Pincho. 20 años para restregarme que no hice un coño en vida por lo que valiera ser recordado. Para repensar que esta soledad mía no fue algo que me pasó, así, por casualidad. No. Mi soledad fue perfectamente construida. Me hice una burbuja tan bien pensada, que logré hacerla realmente impenetrable. Rechazando invitaciones con excusas pendejas. Siendo dark. Grosero. Soberbio. Cobarde. Teniéndole miedo al amor, al rechazo, al fracaso. Para que finalmente un incendio en el edificio hiciera que los bomberos tumbaran la puerta y te encontraran. Es hora de salir. Capaz Pincho te está esperando del otro lado. O quizás todo se resetee. Quién sabe. La luz es intensa en el pasillo, ¿Y ahora qué?