Había una vez
...muchas maneras de echar tu cuento
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Lo siento, Vero, pero yo no soy feliz. No como tú quieres que lo sea. Me pides que tenga una actitud alegre ante todo: ánimo amiga, arriba amiga, energía positiva amiga, pero a mí esa actitud optimista todo el tiempo me amarga inmensamente, esa es la verdad. Soy un caso perdido, Vero, no malgastes más tu tiempo. No, no me “encontré” con tus técnicas, ni con tu comunidad de seres elevados, ni con la sanación vibracional. El Maestro tampoco me pareció la gran vaina como tú decías, ni tiene una “energía” especial. Debe ser que no he evolucionado, Vero, eso es todo. Por favor, déjame salir de aquí y volver a mi vida tranquila de mujer oscura, amargada e inferior.

Vero, vine a este retiro porque somos como hermanas y me dijiste que para ti era importante que te acompañara, pero esto más de lo que puedo tolerar. No puedo con las sonrisas “sabias” y compasivas, con las nuevas amistades que serán “para toda la vida”, con el tono de voz suavecito de todo el mundo. Pero, ¿es que aquí nadie se tira un peo?¿Aquí todo el mundo es solemne? Y si la sencillez es un valor tan importante, ¿por qué esta vaina cuesta miles de dólares? Y si todo el mundo es tan evolucionado, ¿por qué no me dejan irme a mi casa y ya? ¿No ves la contradicción?

¿Que soy una amargada, dices? Claro que lo soy. ¿Ahora es que te das cuenta? Soy probablemente la única persona que conoces a la que no le gusta viajar. “Los viajes cambian la vida, amiga”. Fui al Cairo y me metieron mano. Fui a Barcelona y no solo no pude ver ninguna de las maravillas de Gaudí de tanto turista que había, sino que de paso me robaron la cartera. Fui al Louvre y me tardé media hora en poder ver una esquinita de la Mona Lisa. No, Vero, los viajes no cambian la vida. No si están perfectamente planeados, organizados y esterilizados. Y, para más colmo, abarrotados de turistas, de selfie sticks y de bocas de pato para Instagram. Los retiros tampoco. Ni los libros maravillosos que me has prestado. Yo no creo en nada que “cambie la vida para siempre”. Ni quiero creer. Eso es todo, Vero, las cosas que te mueven a ti no son las que me mueven a mí, es así de sencillo. Pero respeto tu camino. Por favor respeta  tú el mío y déjame salir.

Además, si sabes que no me gusta viajar, ¿por qué me pediste venir aquí? ¿Por qué últimamente has dedicado toda tu energía a salvarme, a cambiarme? ¿Quién te dijo que yo necesito salvación? Vero, aunque no lo creas, soy perfectamente feliz siendo infeliz como soy. Me parece que el planeta está jodido, que los humanos lo destruyen todo –así sea con las mejores intenciones– y no puedo estar sonriente y alegre después de leer las noticias. No es mi naturaleza. Lo único que pido es tener una vida tranquila. No me interesan el éxito, ni el máximo potencial, ni la felicidad suprema, estoy tranquilita con mi vida mediocre y no le hago daño a nadie. Vero, por favor, dile al Maestro que te entregue la llave y déjame salir. Yo sé que uno no se puede ir a mitad de retiro, pero la única razón de esa cláusula es que interrumpe la evolución y mi proceso de evolución aquí no empezó nunca.

Vero, ¿eres tú? Tengo sed. ¿Me puedes traer agua la próxima vez que vengas? Lo he estado pensando y creo que el Maestro y el instituto tienen miedo de que yo postee algo malo sobre ellos en las redes sociales y por eso no me dejan ir. Por favor explícales que yo no tengo redes. No le voy a decir nada a nadie de lo que vi y oí aquí, prometo mantener el voto de confidencialidad que firmé al entrar. No es mi problema quiénes de ustedes encuentran la luz acostándose con el Maestro. Además, yo no he visto nada, todo me lo contaron ustedes en “las confesiones” y si yo dijera algo, siempre lo podrían negar. Te lo prometo. Yo sé que tú y el Maestro y todo el grupo sólo quieren que yo encuentre mi luz interna, pero por favor explícales que mi camino va de lo más bien a oscuras. ¿Es eso tan difícil para ustedes de entender?

Vero, por favor. Ya se está poniendo pesado este jueguito. Abre la puerta y déjame ir. ¿Que si me voy yo, te tienes que ir tú? ¿Y no has pensado que eso tal vez sea bueno? La verdad es que no entiendo cómo a tu edad y con tus estudios sigues cayendo en estas charlatanerías. Todas las respuestas del Maestro son refritos de frases de antiguos filósofos. Nada de lo que dice es original. Vero, por favor, soporté tres días, pero no me puedo imaginar siete más aquí. ¿Y el agua? Tengo mucha sed. ¿Que el Maestro dice que es por mi bien? ¿Que voy a evolucionar gracias al dolor? ¿De verdad dijo eso? Vero, te lo ruego, vine por mis propios medios y mi propia voluntad, ¿cómo es posible que no me dejen ir? ¿Que el programa es el programa? ¡Tu maldito programa me va a hacer perder la cabeza! Vero, espera, ¡no te vayas!

Gracias por el agua. Perdona por lo que dije la última vez que viniste. ¿Cuántas horas llevo aquí? Ah, parecen más. Sí, no te preocupes, yo entiendo que es primera vez que esto pasa, que nunca antes alguien se había querido ir. Entiendo que te estoy haciendo quedar mal con tu comunidad, lo siento mucho ¿Y qué te dijo el Maestro, me va a dejar salir? ¿Que necesita algo que pueda usar en mi contra en caso de que yo divulgue algo negativo? Ah, y te pareció buena idea darle mi dirección y decirle que mis dos gatos son lo más importante para mí. Ah. Y también le dijiste dónde trabajo. Ya. Y gracias a eso tú te puedes quedar. Claro, amiga, energía positiva, te entiendo, amiga, es por mi bien. Es más, Vero, el Maestro tenía razón, el hambre y la sed me hicieron entender su mensaje. Es un ser de luz, sin duda, amiga. Abre la puerta, Vero, el Maestro lo logró. Soy otra. Gracias a él. Sí, puedes abrir tranquila. Ah qué bien se siente poder estirar las piernas. ¿Qué hora es? Me voy a mi casa tranquila, prometo no hacer ni decir nada. Dame las llaves del carro. Eso, Vero, muy bien. Gracias amiga. Todo bien, todo buena energía. Lo lograron, amiga, este viaje me cambió la vida. El dolor me hizo crecer. Ven, déjame darte un abrazo para llenarme de tu energía positiva. Así. Un abrazo bien apretado como le gustan al Maestro ¿Que no puedes respirar? Tranquila, amiga, el dolor va a pasar pronto. El dolor es solo una construcción de tu mente. Así, sí, abrázame. No grites, amiga, están todos muy lejos, a mí nadie me oyó tampoco. Tranquila, Vero, es solo un dolor pasajero. Eso, arriba ese ánimo, energía positiva, amiga, siempre.

1 Comment

  1. Bueno, “Maestro” se escribe con “m” de… (inserte aquí su palabrota favorita).

    Se tenía que decir: abajo los falsos gurús… (¿o básicamente cualquier persona que se auto-defina como gurú?). Disfruté muchísimo lo afilado del tono narrativo, Pona. Directo, oscuro y sin medias tintas, pero con elegancia. Creo además un acierto doble el contarlo todo en monólogo. Nos mete de lleno en la claustrofobia de la protagonista, y esto, a su vez, transmite empatía por sus acciones. No digo que justifique la violencia (claro que no): pero me encanta leerla (fuck yes!).

    ¡Aplausos!

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